Calle Florida, media tarde, el flujo de personas es intenso, pero en Buenos Aires siempre hay un momento, un instante, un objeto que nos llama la atención y nos atrae irresistiblemente y frena nuestro loco andar.
La anciana venía caminando lentamente, con el bastón que ya forma parte de su vida, que le da apoyo y seguridad, en la otra mano lleva la bolsa con sus pertenencias y alguna compra que ha realizado.
Un espectáculo callejero detuvo su andar liviano y de su boca hace surgir una sonrisa límpida y pura, por un momento es nuevamente niña, adolescente, mujer madura y nuevamente anciana. Pero esa risa transparente y bella la ha acompañado y tal vez, según su suerte, la acompañará por siempre.
Magnífica interpretación.
ResponderEliminarMuchas gracias.
ResponderEliminarmuy hermoso, qué partido le sacaste a una sonrisa.
ResponderEliminarGracias Rosa, a veces la imagen me da ideas.
ResponderEliminarMuchos cariños.