martes, 16 de abril de 2013

Juventud en Buenos Aires.

     Domingo de otoño. Fiesta de la colectividad escocesa en Avda. de Mayo. 
     No demasiada gente, a la Argentina no llegaron demasiados inmigrantes de aquellas tierras, pero algunos hay, y están las personas que sienten  interés por las costumbres, vestimentas y comidas típicas de aquellos lares.
      En medio de todos observo a esta joven, parece una figura de las películas de época, posee un rostro angelical, tan sereno, tan bello y tan puro, que me hechiza, trae con ella el aire sofocante de la juventud y hay como un resplandor que emana de ella.
      Hay gran agitación a su alrededor, ella esta como suspendida en el tiempo, como una estatua de carne y hueso en su espacio, inmutable, como allá lejos, ¿qué pensamientos atesorara su mente? ¿qué secretos guardara su corazón?
       Un instante compartido, ella ni me ha visto, sigue en su mundo de soles, estrellas y lunas, yo me voy contenta por haber encontrado un imagen fresca, tierna y soñadora, como fuera de tiempo, como flotando en el asfalto.
       Por eso amo a Buenos Aires, solo hay que mirar y ver, sentir y vivir el genio vital y juguetón que tiene Buenos Aires.

3 comentarios:

  1. Precioso como siempre,felicidades por tu curiosidad por lo que te rodea, por tu empatia con la gente y tu sensiblidad

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  2. Gracias arteameno por tus conceptos siempre tan elogiosos, no se si los merezco.
    Muchos saludos y abrazos.

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  3. Además de un traje de época, también fotografiaste una mirada...saludos!!

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