En la actualidad es testimonio del gran cambio urbanístico ocurrido en la ciudad de Buenos Aires a fines del siglo XIX.
Frente de la casa-museo Isaac Fernández Blanco.
Al ingresar al interior pueden observarse detalles de la ambientación lujosa y representativa de esos años.
Don Isaac Fernández Blanco (1862-1928) fue descendiente de una familia que llega al Río de la Plata en el siglo XVIII, de la misma se originan dos gobernadores de la provincia de Corrientes.
Fernández Blanco heredó una gran fortuna, con lo cual se convirtió en un coleccionista con diversos intereses, como puede observarse en la colecciones exhibidas en el museo.
Estudio ingeniería, pero su verdadera pasión fue el violín, de ella derivo el conjunto de instrumentos de cuerda que, hoy, se encuentran en el teatro Colón.
A partir de 1895 comienza a recoger testimonios de la cultura iberoamericana y de la vida histórica argentina, colecciono piezas de platería, pintura, mobiliario, libros y documentos en su casa, convirtiéndola en un museo particular, el público pudo acceder al mismo a partir de 1922, año en que lo dono a la Municipalidad de Buenos Aires, permaneciendo como director honorario hasta el 22 de enero de 1927.
El patrimonio del museo siguió engrandeciéndose con aportes de la familia y de la colección del arquitecto Martín Noel, cuya casa constituye un anexo del presente museo.
Entre la múltiples colecciones que pueden visitarse en las distintas salas destaca una colección de muñecas antiguas, considera una de las más completas del país. A continuación puede observarse una pequeña muestra de la misma.
Hola Mirta, precioso !!!! Tengo que llevar a las nenas !!!! Cariños y gracias por el dato
ResponderEliminarLes va a gustar mucho, esta es una pequeña muestra, es increíble la colección que tienen. Saludos.
ResponderEliminarAlguna vez tendré que ir a Buenos Aires a pasear y no a las corridas por algún trámite engorroso...
ResponderEliminarUn abrazo.
Espero que puedas hacerlo Javier, Buenos Aires es hermosa si te dedicas a recorrerla con tranquilidad. Se merece una visita...
EliminarSaludos.
El edificio me parece maravilloso, pero debo reconocer que les tengo auténtico pavor a esas muñecas desde niña! Será influencia de películas, pero no puedo con ellas!!!
ResponderEliminarUn abrazo sol de Argentina!!!
No hay problema con las muñecas, Rosa, el edificio cuenta con muchas otras salas que podes visitar esquivando las muñecas, de última poder pasar por ese sector con los ojos cerrados y rapiditooo. :D
EliminarGracias dama-pantera nocturna.
Fijate, Rosa, a mí me sucede algo parecido. No les tengo pavor pero no me gustan, y sí, supongo que las películas de terror tendrán algo que ver en ello.
ResponderEliminarPrecioso el edificio que hoy nos traes. No sé si algún día viajaré a tu pais, pero si voy, llevo anotada unas cuantas referencias jejeje.
Precioso como siempre.
Un abrazo.
Me alegra que te haya gustado la publicación. Ojala puedas venir algún día. Para mi sería hermoso poder mostrarle a todos ustedes esto en directo. Yo también añoro mis caminatas por tu país, pero lamentablemente, hoy, la cosa no esta fácil...No pierdo las esperanzas de volver algún día.
EliminarAparte, apunto enviarles para Navidad un par de muñecas a Rosa y a vos, :D..
Cariños.
Me encantan ese tipo de muñecas, seria una delicia visitar el museo de Fernandez Blanco, Saludos Mirta
ResponderEliminarConociéndote no podía ser de otra manera Ale!! jajajaja
EliminarSin ninguna duda te encantaría Alejandra y todo el ambiente te inspiraría muchas más, de tus "espeluznantes" historias.
EliminarUn abrazo.
Me encantan las casas-museo. No sólo nos muestran el arte recogido en ellas, son ellas mismas un testimonio vivo de épocas pasadas, la mejor forma de zambullirse en el pasado.
ResponderEliminarCoincido con vos Enrique y tiemblo pensando en el futuro de estos lugares. Por suerte muchos están resguardados como patrimonio histórico, pero uno nunca sabe...
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EliminarEl lugar en sí, ya es una obra de arte..pero esas muñecas son fascinantes, y no pude evitar imaginarme a sus pequeñas dueñas jugando con ellas. Seguramente si pudieran, tendrían muchas historias que contar. Un gusto leerte Mirta! Besos
ResponderEliminarSi te concentras, podes llegar a "escuchar" las historias que las muñecas cuentan. Son una delicia, hay muñecas de Shirley Templey, de otros personajes conocidos y muchas que te cuentan mucho de tiempos pasados.
EliminarUn gran abrazo Soledad.