Ese instante, ese momento de dulce expectativa suspendida.
Esos labios que se ofrecen entreabiertos por el deseo contenido.
Los ojos llenos de pasión, apenas cubiertos por los párpados que sobre ellos se detienen.
Las cabezas inclinadas, buscando el ángulo justo para unir las bocas sedientas de placer.
La mano suspendida en el aire, en el momento de dirigirse a acariciar la mejilla masculina.
Dos jóvenes en ese preludio de vida que se convertirá en la dulce muerte del deseo realizado.
Ese instante que promete tantas cosas,... solo un instante...
Fugaz, sí, pero crea costumbre...
ResponderEliminarUna hermosa costumbre...
EliminarGracias por la visita. Saludos.
momentos mágicos! y me río con el "crea costumbre" de Txaro. Más que costumbre, mejor es que crea adicción.
ResponderEliminar¡Muy bien Lumy! ¡A crear adicciones, si son de este tipos muchas, muchísimas adicciones!!!
EliminarNos toca también a los no tan jóvenes (el espíritu se va llenando de arruguitas, pero nos vemos aún como unos jovenzuelos)...
ResponderEliminarYo tengo en mi espíritu un espejo que me hace ver siempre como una joven, es muy conveniente, aunque algo mentiroso..., si querés, cuando me alcances en edad, te lo presto, ;)
EliminarMe encanta! No sólo encuentro cuento narras y captas con tus preciosos ojos, sino además una provocación preñada de deseo de despierta una sonrisa.
ResponderEliminarUn besazo mi querida amiga
Es un deseo a flor de piel, con todas las posibilidades abiertas a la imaginación y que te hace sonreír tiernamente.
EliminarComentado por una ninfa que me genero lágrimas de emoción y alegría, mi pequeña publicación se siente muy honrada.
Gracias mi muy queridísima amiga.
Y que lo digas, un sólo instante y puede fulminarte ya para toda la vida, dejándote atrapado en costumbre como dice más arriba Txaro o en adicción como dice Lumy, pero yo aún me atrevería a decir en necesidad.
ResponderEliminarSaludos!!
A veces una hermosa necesidad, ¿verdad Sonia?
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