viernes, 12 de septiembre de 2014

Los Caminos...




Los caminos están ahí, comienzan con un paso y siguen cubriéndose de huellas.

Los caminos comienzan regalando bellezas, sus bordes son de rosas, al principio no vemos sus espinas, los caminos huelen a jazmines que aturden los sentidos.

Los caminos los corremos a prisa, porque es probable que al final encontremos...encontremos...encontremos el seguir corriendo.

Los caminos son los chuchicheos de los adolescentes que sueñan con los mares que parecen tan lejos... y pronto estarán llegando a sus playas.

Los caminos se llenan de suspiros, de estrellas, de cantos y de la musicalización del amor.

Los caminos nos traen las risas de los niños, que se tornan en sonidos graves de voces que se van haciendo lejanas.

Los caminos son distintos cada día, se ensucian pero la lluvia los lava y después resplandecen agradeciendo el calor del sol.

Los caminos se van haciendo y sin mucho pensarlo, por ellos corremos, por ellos brincamos, por ellos pasamos.

Los caminos de pronto se pierden en la nada, se oscurecen, se amarillean, se marchitan, nos conducen, ¿quizás? hacia la nada.

Los caminos que hemos corrido son solo un recuerdo lejano, los hicimos tan aprisa, buscando siempre el infinito, no existía el tal, todo es finito...todo es finito, nuestros caminos lo fueron y el final ya se acerca, pero no era el que esperábamos, no era el que soñábamos, hasta nos frustra el final encontrado.

Los caminos ¿nos engañan?, los recorremos apresuradamente sin darnos el tiempo a degustarlos lentamente.

Los caminos pasan...o ¿somos nosotros los qué pasamos?.  De todas maneras vivir los caminos valió la pena, aunque del paso audaz, acompañado, felizmente compartido, pasemos al lento paso solitario, temblequeante, apoyada nuestra mano en el bastón que es nuestro único sostén y compañía.

Los caminos se pierden en la nada, caminamos por ellos ya sin ver, sin oir, ¿sin sentir?. Los caminos se marchan, nos van dejando, pero el recorrerlos valió la pena.

Los caminos que usamos, que con cuidado pisamos, pues nos son prestados por un tiempo y es nuestra obligación para otros dejarlos.

Los caminos de mi vida trate de caminarlos con los sentidos alertas para disfrutar de todo el panorama, todavía siguen existiendo adelante aunque se van estrechando.

Los caminos se cubrieron de mis risas y mis llantos, de triunfos y fracasos, de mucho amor y mucha belleza.

Los caminos de la vida son finitos en uno está aprovecharlos. Espero no haber caminado en vano. 


9 comentarios:

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    1. Así es Salvador los caminos de esta vida que nos da tanta posibilidades de recorrerla.

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  4. Que bonito Mirta, y claro que el final del camino no fue en vano, todo lo que tienes es por lo que anduviste previamente, por otro lado me recordaste el camino que hago yo aquí muchos kilómetros por un sendero que me lleva a la playa, cuando ahora lo haga me acordaré de este texto, que es poesía pura. y recuerda a Machado "Caminante; no hay camino, se hace camino al andar"

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    1. Me encanta como todo lo conviertes en música, evidentemente es el lenguaje de tu vida, es hermoso tener esa amiga junto a ti haciendo el camino, alfombrado por las notas musicales.

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  5. Si ha sido en vano, al menos no seremos testigos de la derrota, ¿verdad?

    Un texto bellísimo, un paso más en el camino...

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    1. Eso es lo bueno Enrique, no seremos testigos, tal vez tan solo los protagonistas, pero ya no tendrá importancia. Mientras tanto seguiremos andando.

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